Como respuesta a la amenaza que representa el uso creciente de ordenadores personales y de programas informáticos de tratamiento de imágenes digitales para la falsificación de billetes, los gobernadores de los bancos centrales del G-10 autorizaron en mayo del 2000 el desarrollo, por parte de un grupo de bancos centrales, de un sistema destinado a impedir la falsificación de billetes con ordenadores personales. En su reunión, celebrada en marzo del 2004, los gobernadores observaron el significativo progreso logrado en este terreno.